El pasado sábado Mensajeros de la Paz volvió a ser sede de un importante acto. El padre Vicente Ferrer, misionero en la India durante 50 años, visitó nuestra ciudad para ofrecernos una conferencia sobre ‘La Providencia en mi misión de 50 años en la India”. El acto, que comenzó a las cinco y media de la tarde, se prolongó durante más de una hora.
Poco antes de las cinco de la tarde el misionero Vicente Ferrer entraba en el patio de Mensajeros de la Paz y saludaba a las diversas personalidades allí presentes, a continuación se dirigió al Salón de Actos, donde se ofreció la charla tras una presentación realizada por Doña Ana, la mujer de Bono, el presidente de la Junta de Castilla y León. El alcalde de La Bañeza, Antonio Fernández Calvo, abrió los actos con una breve presentación en la cual mostró la gran satisfacción que siente nuestra ciudad al recibir, desde que el proyecto de Mensajeros de la Paz ha cobrado vida, a tan importantes personalidades.
La señora de Bono dio la enhorabuena al Obispo de León, Antonio Villaplana, quien cumplía 50 años de su ordenación sacerdotal.
“Estando el padre Ángel detrás, es difícil que esta obra no tenga futuro” dijo Ana -la mujer de Bono- antes de presentar al ilustre Vicente Ferrer, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
“Presentarle es un privilegio” -dijo la señora de Bono- “ni siquiera todas las palabras que pudiera decir pueden definir a una persona como Vicente”, explicó hablando de este hombre misionero, cuyos trabajos, los de su Fundación, se desarrollan hoy en más de mil pueblos.
“Vicente es el ser humano más rebelde que he conocido, y a la vez el más pacífico y el más bueno”-continuó. “Vicente Ferrer nos premia hoy con su cercanía, con sus palabras” -concluyó Ana, dando paso a la conferencia de este padre jesuita catalán.
Dominique Lapierre / pobreza en el mundo
La conferencia de Dominique Lapierre conmovió a la gente que se levantó y no dejaba de aplaudir al escritor
La Bañeza llenó el salón de Mensajeros
Mensajeros de la Paz volvió el pasado miércoles a ser sede de un importante evento: la conferencia del escritor y reportero Dominique Lapierre, quien acercó hasta los bañezanos y comarcanos la situación de la India en donde miles de personas mueren de hambre y de enfermedades por la falta de medios.
«No hay ningún recurso para la gente pobre. No hay un Ministerio de Sanidad» –decía a este respecto Lapierre antes de comenzar u conferencia a puertas del complejo residencial bañezano.
Los actos, programados para las seis de la tarde, se retrasaron media hora al tener que esperar por Julio Sánchez Fierro, Subsecretario de Sanidad, quien se demoró por culpa del tráfico. Mientras el salón de actos se iba llenando de gente.
CONFERENCIA
El alcalde de La Bañeza tuvo el honor de inaugurar el acto y aprovechó las primeras palabras para agradecer los esfuerzos de Mensajeros de la Paz «por sacar adelante esta obra que da prestigio a nuestra ciudad». A continuación intervino Julio Sánchez Fierro, quien elogió no solo la labor humanitaria de Dominique, sino también la de su mujer, y de la ayuda y apoyo de esta para que la Fundación ‘Dominique Lapierre’ haya ido para adelante. «Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer», resumió.
AÑOS EN LA INDIA
Dominique Lapierre tomó la palabra con gran simpa-tía. «Perdonadme por el crímen que voy a cometer» empezó diciendo «hablando castellano» –continuó explicando que el único profesor de nuestra lengua que ha tenido ha sido El Cordobés.
Luego Lapierre nos presentó plásticamente la situación de la India: un gran país en el que se hablan 750 idiomas se adoran a 20 millones de divinidades y hay un 80% de analfabetismo. «La India es un mosaico de razas, culturas y religiones» –continuó Lapierre rememorando su desembarco en Calcuta.
El tres veces best-seller Dominique Lapierre, una vez vió la miseria de esta ciudad decidió donar parte de su riqueza a proyectos humanitarios con los que se han construido tres dispensarios contra la tuberculosis y tres centros de rehabilitación para leprosos, 15 escuelas, 541 pozos de agua potable, tres barcos-hospital, y se han hecho campañas de vacunación y lucha contra la polio, el paludismo y otras diversas enfermedades, programas de reconstrucción de viviendas devastadas por las catástrofes naturales, y aldeas de nueva planta.
Lapierre recordó que, como decía la Madre Teresa de Calcuta «toda esta acción es una gota de agua en ese océano de necesidades, pero esa gota es necesaria».
«Un pozo de agua –explicó– cambia la vida de miles de personas al evitar enfermedades como el cólera, con lo que estas consiguiendo que dos mil o tres mil personas no se pongan enfermas».
MADRE TERESA
Lapierre destacó en todo momento la labor de la Madre Teresa de Calcuta, a la que conoció en uno de sus viajes a esta ciudad. Narró la labor de esta mujer y de sus hermanas enfermeras ayudando a los niños y enfermos, y cómo la Orden de las Misioneras fundó su primer hospital para ayudar a los enfermos tras morírsele una en sus brazos una anciana a la Madre Teresa. La Madre habló con el alcalde, quien la cedió un local, el inicio de una gran labor humanitaria.
«Gracias a la Madre Teresa y a ese ingles tuve la oportunidad de hacer algo por los demás» –explicaba Dominique–. Y así nació ‘La ciudad de la alegría’.
Lapierre explicó que «en aquel infierno es donde me encontré con los verdaderos héroes de este mundo, gente que me enseñó lo qué era la vida con uve mayúscula, gen
te que puja como caballos carros para llevar personas, pues en la India aún hoy es más barato es sudor humano que el sudor animal. Gente que vive con 10 pesetas al día, gente sin recursos que no nos han pedido nada pero que siempre nos han dado» –explicó comentando que trajo que aquel viaje diez kilos de exceso de equipaje de re-galos que generosamente le dieron los nativos.
Tras todo lo que aprendió de aquella experiencia, y antes de partir para Francia Lapierre le dijo a la Madre Teresa «voy a ayudarte para que nunca tengas que cerrar este hogar con los niños», y desde entonces la mital de los derechos de autor de sus obras va íntegramente destinada a financiar proyectos de ayuda humanitaria.
APOYO DEL LECTOR
Lapierre habló de sus tres últimos libros «La ciudad de la alegría», «Mil soles» y «Más grande que el amor», de los cuales en conjunto se han vendido más de diez millones de ejemplares, millo-nes de pesetas de ayuda humanitaria. Y es que según él comentó, haciendo referencia a un refrán indio, «todo lo que no se dá está perdido».
POBREZA MORAL
Lapierre contó que cuando dijo en su obra «La ciudad de la alegría», de la cual existe también una versión cinematográfica, que él iba a destinar parte del dinero que se recaudase con las ventas a esa ciudad de la alegría de la India, los lectores se volcaron con él. Recibió cheques, dinero, muchas desinteresadas donaciones de gentes que deseaban ayudar con ese proyecto, de las cuales le sorprendió una carta en la que iban dos anillos de boda de oro que habían sido el símbolo de la felicidad de una pareja durante 40 años, y que esperaban ser ahora la alegría de algunos de esos niños de Calcuta.
Dominique Lapierre explicó que en su fundación no hay gastos de funcionamiento, que todo lo que se dona llega íntegramente a los proyectos humanitarios que tiene abiertos en Calcuta, concluyó.
El salón a rebosar se puso en pié para aplaudir a este gran hombre, que nos dejó maravillados con su gran labor humanitaria.
TODOS TENEMOS ALGO
Lapierre pidió un poco de compasión y ayuda a los más pobres. «Podemos todos cambiar las cosas. No es necesario mandar a Calcuta, tenemos aquí, en León, en Madrid, en Francia mucha pobreza, y mucha gente que no recibe nunca un gesto de compasión y amistad. En los barrios del Occidente rico hay una enfermedad que es peor que la lepra de Calcuta, esa enfermedad es la soledad» –explicó Dominique ha
blando que todos podemos hacer algo por los demás, y que sería bueno continuar el ejemplo de la Madre Teresa.
«Todos podemos hacer algo. Yo tengo una pluma como acción. Su papel como periodista es muy importante para despertar la curiosidad de la gente sobre los problemas y las cosas que suceden en el mundo» –comentó Lapierre diciendo que todos podemos hacer algo, bien con nuestro dinero o bien con nuestra acciones, para cambiar la situación del mundo.
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